SÍNDROME POST-VACACIONAL (ay, si me leyera mi abuelo...)

Mañana es el día M (M de mierda, si), un día en que la mayoría de los mortales con un mínimo de vida laboral/estudiantil entramos en una fase de depresión post-puente. Que puede producir un aumento considerable de la mala leche que tengamos habitualmente, apatía, letargo, somnolencia e incluso la muerte en algunos casos.
Y, es que ya lo dicen: "a lo bueno se acostumbra uno pronto". Y tan pronto, yo los sábados ya me he acostumbrado a pasar el resto de mis días entre el sofá y la cama (intercalando con la silla para comer algo). Cuando ese intérvalo de dos días de felicidad al que llamamos fin de semana se alarga en un puente, nuestro cerebro entra en un estado vacacional permanente. Pero los 5 días festivos de los que hemos disfrutado unos cuantos privilegiados (en los que me incluyo), han acabado, terminaron, expiraron, c'est finit.

Y como si este cese vacacional no fuera suficiente motivo depresorio, cuando llegas a tus labores habituales te encuentras con algunos iluminados que estos días se lo han pasado muy bien (como siempre). Aunque lo hayan pasado pelando patatas, imaginación al poder.

- Ha sido un no parar, el sábado fuimos a cenar a una marisquería ultrasuperpija y después a ese sitio tan ultrasuperpijo que van todos los de hombres, mujeres y viceversa.

- ¡Ja! menuda mierda de salida... Vamos que fuiste a comer pescado podrido a un antro de mala muerte y después a bailar con cuatro chonis hipersiliconadas. Para eso me quedo en casa... (al lado de una fantasma siempre hay otra fantasma envidiosa).

Una vez acabas de oir diversas lindeces sobre lo feliz que han sido/son y serán este tipo de iluminados viene la típica pregunta.

Y tú, ¿que has hecho este puente?

- Yo? pues mira echaros a todos de menos...

Autónomos y autónomas bloggeros estaréis pensando: como se nota que este cabrón tiene las vacaciones pagadas, C'est la vie.